Los colores lentamente
alterando va el jardín;
las flores están ausentes,
no hay aroma de jazmín.
Todas las hojas saludan,
cubrirán un gran terreno;
las rosas no son tan rojas,
el manantial está lleno.
Luce el cielo gris acero,
alguna nube que llora;
son lágrimas de aguacero,
pronto la tierra devora.
Firme sostiene sus ramas
el álamo vigilante;
el viento las desparrama,
hojas muertas hace instantes.
La batalla perdió el verde,
solo quedan malheridos;
son tallos que no se pierden
bajo techos, guarnecidos.
El sol se llevó su brillo,
lo traerá de visita;
Reina solo el amarillo...
el otoño ya palpita.
M.L.B.
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