El amor es un intruso
que invade sin previo aviso
y se apodera atrevido
de tu vida y su valor.
Ya no concibes hablar...
reír o dormir tranquilo,
si no lo tienes prendido
a tu latente motor.
Nuestro motor incansable,
llámese el corazón,
late porque es su misión,
no porque alguien nos ame.
Ese intruso que llegó,
debe ser bien recibido,
mas también ser advertido:
¡en mi casa...mando yo!
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